STOP PARKINSON

PARKINSON, CUENTA PENDIENTE de la MEDICINA

2/12/2009


El médico británico James Parkinson describió por primera vez a este trastorno del sistema nervioso, en 1817, y lo llamó parálisis agitante o trepidante porque ocasiona sacudidas de las extremidades que impiden realizar actividades normales. Desde entonces se realizan numerosas investigaciones en todo el mundo que buscan su cura.

Aunque esta enfermedad es todavía un enigma, se ha establecido con claridad que se debe a la deficiencia en la producción de dopamina, sustancia que se encuentra en ciertas células del cerebro localizadas en la substantia nigra y que interviene en el manejo de movimientos y equilibrio; sin embargo, aún no se ha determinado por qué se dan los síntomas, la muerte de tejidos nerviosos, o si es un mal hereditario.

Sus manifestaciones características son movimiento involuntario o temblor en manos, piernas o cara, rigidez o poca flexibilidad de extremidades o tronco, lentitud o dificultad para iniciar movimientos (bradiquinesia o aquinesia), problemas al mantener el equilibrio y falta de coordinación. Es menos frecuente encontrar trastornos de la marcha (se camina con pasos cortos), voz (se hace lenta, con tono bajo y arrastrado) e inexpresividad facial.

Estadísticas mundiales indican que este padecimiento aparece en promedio a los 60 años, si bien se ha determinado que entre 5 y 10% de los que lo manifiestan tienen menos de 40 años. Se presenta casi por igual en hombres y mujeres (1), y afecta a 1 de cada 100 personas mayores de 65 años y a 1 de cada 50 mayores de 80; hasta la fecha no tiene cura, por lo que los tratamientos son sólo temporales.

El mal de Parkinson, que han padecido personalidades como el Papa Juan Pablo II, el boxeador Mohammed Ali y el ex presidente de Estados Unidos Ronald Reagan (2) , tiene distintas fases de desarrollo, que se miden a través de la escala Hoehn y Yahr. Las primeras se consideran leves, la tercera moderada, y la cuarta y quinta avanzadas:

  • En una primera etapa hay manifestaciones sólo en un lado del cuerpo.
  • A continuación el mal se extiende a ambos hemisferios.
  • En la tercera fase se presenta dificultad en el equilibrio y al caminar.
  • Más adelante se vuelve muy difícil mantener equilibrio y movimientos.
  • La última etapa se caracteriza por inmovilidad completa.

Aunque no hay pruebas específicas, el diagnostico se basa en un examen neurológico que incluye la evaluación de los síntomas y su severidad. También es posible hacer análisis sobre las reacciones de un paciente al consumir fármacos que disminuyen los efectos del Parkinson, a fin de evitar problemas por su administración, así como exámenes cerebrales para descartar otras enfermedades que tengan manifestaciones similares a los de la enfermedad de Parkinson.

Cuidados del enfermo y tratamientos

Cuando el padecimiento evoluciona más allá de los síntomas menores, se vuelve necesario iniciar una terapia basada en la administración de sustancias como la levadopa (L-DOPA), que ayuda a reponer la pérdida de dopamina, en conjunto con algunos fármacos antidepresivos.

Pacientes y personas que se encarguen de cuidarlos deberán prestar atención a hechos que pudieran originar nuevos padecimientos y, por tanto, complicar el tratamiento. Hay que mencionar que la mitad de los enfermos tienen problemas para tragar alimentos, es decir, derraman comida o líquido de su boca, o pasan la comida sin masticarla, por lo que hay posibilidad de ahogo. A causa de la dificultad para toser y aclarar los pulmones, se tiene riesgo de contraer pulmonía.

Asimismo, leves alteraciones intelectuales son experimentadas por casi todos los pacientes, y en 20% de los casos se presentan cambios más graves, por lo que hay problemas de concentración, aprendizaje y memoria (se dificulta, por ejemplo, recordar nombres). Por eso, todas las medicinas recetadas deben ser cuidadosamente controladas, puesto que un error de parte del enfermo (al ingerir dosis altas) puede causar alucinaciones o confusión.

En cuanto a los tratamientos quirúrgicos, han aumentado las opciones, las cuales se realizan sólo cuando los métodos convencionales no producen el alivio esperado. Para garantizar el resultado los pacientes deben cumplir con varios requisitos, como tener buen estado físico, ser menores de 70 años de edad y aprobar la evaluación de un neurólogo especializado en la enfermedad de Parkinson, pues estos procedimientos pueden perjudicar la salud de pacientes mal elegidos.

Nuevas investigaciones se realizan para encontrar mejoría o cura definitiva al Parkinson, así como para establecer con claridad su naturaleza. Es el caso, por ejemplo, de estudios recientes realizados en el Instituto Nacional de Enfermedades Neurológicas y Accidente Cerebrovascular, en Estados Unidos, que han demostrado que este mal no sólo afecta al cerebro, sino también a terminaciones nerviosas en el corazón, y probablemente las de otros órganos, lo cual podría modificar en el futuro cercano la manera de dirigir las terapias.

En cuanto a la búsqueda de nuevos tratamientos, el más reciente es el implante de tejido fetal que permite reestablecer la producción de dopamina. Sin embargo, la polémica moral y política sobre esta técnica ha detenido su avance, por lo que en el futuro se contempla la posibilidad de que los médicos hagan uso de células creadas genéticamente para este tipo de cirugía.

A este respecto cabe decir que México se encuentra a la vanguardia en el tratamiento e investigaciones de esta enfermedad. Recordemos que en 1987 los doctores René Raúl Druker Colín e Ignacio Madrazo Navarro dieron a conocer una cirugía para mejorar las condiciones de los enfermos del mal de Parkinson, consistente en trasplantar tejido de las glándulas suprarrenales (cerca de los riñones) al cerebro. Este procedimiento hoy es referencia obligatoria en todo el mundo, base fundamental de las cirugías modernas para atender el padecimiento y un modelo en continua mejoría

El futuro acerca de cómo se dará atención a quienes sufren esta enfermedad y su erradicación definitiva es aún incierto, pero debemos considerar que dados los sorprendentes avances médicos recientes quizá nos encontremos más cerca del final del camino de lo que imaginamos.

Rafael Mejía (México)

(1) (últimas estadísticas U.S.A. parecen mostrar mayor prevalencia en hombres)

(2) (lapsus, en realidad alzheimer)

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