STOP PARKINSON

BLOG X UNA CIENCIA MEJOR

4/21/2006


jueves, octubre 06, 2005

El Parkinson, una vecina misteriosa.

La enfermedad de Parkinson (EP) es una enfermedad prácticamente conocida por todos. Para la mayoría de nosotros la palabra Parkinson está inexorablemente unida a temblor, al que otros, más “entendidos”, añaden rigidez, lentitud de movimientos, inclinación y rostro inexpresivo.Se considera propia de la tercera edad, una alteración que suele aparecer en torno a los 60 años, sin embargo puede presentar también un inicio temprano (anterior a los 45 años).Hasta ahora seguro que no he desvelado nada que no conocierais, pues bien, debo decir desde ya que seguiré sin hacerlo porque de eso precisamente trata el escrito de hoy. De lanzar hipótesis sin esperar respuesta, porque al parecer, en este momento, no existe solución para este interrogante, al menos no existe la solución, aquélla que no tiene excepciones y complace a todos.¿Y cuál es ese gran misterio que subyace a esta familiar enfermedad?En realidad el mismo misterio que comparten la mayoría de las patologías que tratamos los psicólogos, su causa.Si buscamos en un manual especializado aparecerán en los primeros párrafos dedicados al trastorno esas dos palabras compartidas por tantas alteraciones psicológicas: etiología multifactorial, a continuación se nos desarrollarían brevemente cada una de las posibles causas hipotetizadas como responsables del origen de la enfermedad, por ejemplo: las genéticas, la hipótesis de un origen infeccioso (descartada para algunos), el envejecimiento cerebral normal, los traumatismos y, los agentes tóxicos internos o los externos.Tal y como está el panorama, sería una locura comprometerse con una sola de las alternativas presentadas arriba, sin embargo, la última opción ha despertado mi interés de manera singular. Desde que vi este verano aquel documental titulado “El enigma del Parkinson”, en el que se planteaba esta hipótesis y se aportaban datos en su defensa, me puse a investigar sobre el tema de los agentes tóxicos ambientales y el Parkinson y hallé, a veces, cosas contradictorias (como que el tabaco parece proteger contra la enfermedad, mientras que otras plantas y semillas pudieran estar implicadas en el inicio del trastorno).También que la tasa de prevalencia de la EP parece ser mayor en ambientes rurales; que la mejor forma de inducir un estado de “parkinsonismo” en el laboratorio es utilizando sustancias tóxicas; que de todo un equipo de televisión que rodaba en Vancouver, entre quienes se encontraba el actor Michael, J. Fox, 4 miembros desarrollaron esta enfermedad; y lo que parece haber dirigido de nuevo el interés de los investigadores hacia esta hipótesis ambiental planteada en 1.966 por O. Sacks, el hallazgo de un estado muy similar al acontecido durante el padecimiento de la enfermedad en personas que habían estado consumiendo heroína sintética, concretamente la sustancia más potente parecía ser la MTPT (una toxina neurtóxica que destruye las células de la sustancia negra, y que una vez fuera de nuestro organismo continua la degeneración celular).Una de las fugaces protagonistas del documental era una mujer que por la razón señalada antes entró en un estado de “letargo” que le incapacitaba incluso para hablar. Lo más sorprendente fue observar su antes y su después de la intervención, el transplante de células sanas en el lugar de las dañadas, que restablecieron la función normal de ese área cerebral afectada. De esta forma la paciente pudo abandonar la silla de ruedas en la que había permanecido durante años, recuperar su tono muscular y erguirse, e incluso volver a hablar.Con ella y otros muchos pacientes “ex - consumidores de cocaína sintética”, este tipo de tratamiento se ha mostrado radicalmente eficaz, sin embargo, no todo es optimismo, pues la duda ahora es si la misma intervención resultaría igual de bondadosa para “otras formas de Parkinson”.Muchas voces dentro de la psicología y fuera de ella critican ese interés por “localizar” y “determinar” todo lo concerniente a un trastorno, argumentando que nuestro deber es curar, no investigar. Sin embargo, los que ya me conocéis sabéis que huyo de planteamientos reduccionistas, principalmente porque creo que adoptar este tipo de postura me impediría conversar con todo aquel que dijera lo contrario, (con lo que mermarían mis oportunidades para seguir creciendo), por tanto, me intereso por los orígenes del Parkinson porque creo que dada la variedad de potenciales factores etiológicos, cada “forma” de enfermedad (aunque siempre hablemos de la misma), podría necesitar un abordaje diferente; como cualquier persona que comparte una misma situación con otras miles en el mundo y, sin embargo, su problema sigue siendo único.

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