STOP PARKINSON

2/22/2006


PARKINSON Y CAMBIOS (y III)
Sólo sé que de los 37 a los 41 años hay un ante y un después. Para mí, por supuesto, pero también por desgracia para quienes me quieren y rodean.


El Miguel que ya no existe nunca fue la alegría de la huerta, pero tenía su punto. Con Mr. P. ya presente siguió teniendo su punto, pero tremendamente negativo. Tanto que podía llegar a amargar la existencia a sus seres más cercanos y queridos. Sobre todo cuando no tenía localizado al hijo de la gran puta bastarda de su enemigo.


De leal esposo en familia, buen amigo en sociedad y eficiente mercenario en el mundo laboral se convirtió en una pesada y aciaga sombra de lo que había sido.


¿He dicho que soy hombre de pocas palabras? FIN POR HOY

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